Anoche, Clayton Kershaw se convirtió en apenas el lanzador número 20 en la historia de las Grandes Ligas en alcanzar los 3,000 ponches, una marca reservada para una élite de brazos prodigiosos. Entre ellos, sólo cuatro zurdos: Randy Johnson (4,875), Steve Carlton (4,136), CC Sabathia (3,093) y ahora Kershaw, quien sigue labrando un legado que ya lo coloca junto a los nombres más grandes que se han subido a un montículo.
El zurdo de los Dodgers logró su hazaña tras una carrera de 18 años marcada por la consistencia y el dominio absoluto de la loma. Nolan Ryan encabeza la lista histórica, pero ningún lanzador activo proyecta hoy un camino claro y seguro a los 3,000, un umbral cada vez más inalcanzable en la era moderna de restricciones de innings y lesiones crónicas.

Una placa con su nombre en Cooperstown
Con este hito, Kershaw prácticamente firmó su placa en el Salón de la Fama de Cooperstown. Tres premios Cy Young, un premio MVP, cinco títulos de efectividad, una Triple Corona, 10 selecciones al Juego de Estrellas, un Guante de Oro y un Player of the Year adornan su historial. En sus vitrinas también reposan seis temporadas consecutivas de 200 o más ponches (2010-2015), incluyendo un tope personal de 301 en 2015.
Sus cifras de por vida son prueba irrefutable de su grandeza:
•216 victorias y 94 derrotas
•2.51 de efectividad
•1.01 de WHIP
•9.7 ponches por cada nueve entradas
•4.34 ponches por cada boleto
La ruta a los 3,000 ponches la inició el 25 de mayo de 2008 con su primer ponche. Alcanzó el 500 el 3 de marzo de 2011, el 1,000 el 17 de abril de 2013, el 1,500 el 10 de mayo de 2015, el 2,000 el 2 de junio de 2017 y el 2,500 el 9 de marzo de 2020.
Desde entonces, su consistencia ha sido el sello de su legado.
¿Quiénes pueden ser los próximos?
En la era de limitación de cargas de trabajo y lesiones recurrentes, sólo dos nombres lucen con posibilidades serias de unirse al club de los 3,000: Chris Sale y Gerrit Cole.
Chris Sale, con 2,528 ponches, necesitaría 472 más. Su promedio histórico de 11.1 ponches por cada nueve entradas es el mejor para cualquier lanzador con al menos 2,500 ponches y el segundo mejor en la historia de MLB. Sin embargo, su salud sigue siendo la gran incógnita:
•Ocho Juegos de Estrellas
•Un título de efectividad
•Una Triple Corona
•Un premio Cy Young (2024 con Atlanta)
•Tres coronas de ponches (2015, 2017 y 2024)
•Ocho temporadas de 200 o más ponches (siete consecutivas entre 2013-2019)
Después de perderse todo 2020 y casi todo 2021 y 2022, Sale ha alternado campañas dominantes con recaídas físicas. De mantenerse sano, es el candidato natural a suceder a Kershaw.
Gerrit Cole, por su parte, suma 2,251 ponches con 34 años. Su dominio ha sido notable:
•Un Cy Young (2023)
•Seis Juegos de Estrellas
•Dos títulos de ponches
•Seis temporadas de 200 o más ponches
•Mejor campaña en 2019 con 326 ponches
•Promedio de 10.4 ponches por cada nueve entradas y 4.5 por cada boleto
Pero el brazo de Cole también ha pasado por la enfermería. En 2024, apenas realizó 17 aperturas, la cifra más baja en su carrera. Su capacidad para mantenerse saludable será determinante en su persecución de los 3,000.
Los que se quedaron en el camino
No todos los grandes brazos llegaron a la meta:
•Zack Greinke, uno de los lanzadores más consistentes de su generación, se retiró con 2,979 ponches, apenas 21 de la marca histórica.
•Yu Darvish (2,007 ponches, 38 años) suma un largo historial de lesiones que comprometen cualquier aspiración.
•Charlie Morton (2,124 ponches, 41 años) se encuentra en el ocaso de su carrera.
•Zack Wheeler (1,761 ponches, 35 años) y Jacob deGrom (1,276 ponches, 36 años) también enfrentan retos físicos severos. DeGrom, incluso, acumula múltiples cirugías Tommy John que limitaron su volumen de entradas.
Mientras tanto, otros ponchadores históricos como Randy Johnson promediaron 10.6 ponches por nueve entradas, pero también contaron con salud y durabilidad excepcionales que hoy parecen cada vez más raras.
¿Quedan más ponchadores de 3,000 en el horizonte?
La historia reciente sugiere que Sale y Cole son los últimos grandes candidatos, siempre que sus brazos puedan resistir las exigencias de los próximos tres o cuatro años. Ambos han demostrado la capacidad de dominar con su stuff eléctrico, pero su destino depende, más que nunca, de la salud.
Por eso, aunque Kershaw anoche aseguró su lugar entre los gigantes de todos los tiempos, no se vislumbra una nueva generación de lanzadores capaces de sumar 3,000 ponches en el futuro inmediato. Tal vez, con el tiempo, este logro se convierta en una hazaña aún más exclusiva, reservada para brazos legendarios e irrepetibles.