Lagares, experimentado jardinero central y capitán del equipo, se ha convertido en una figura clave en el campamento de las Águilas Cibaeñas, donde no duda en manifestar su entrega, coraje y lealtad a los 22 veces campeones nacionales.
“Mi alma y mi corazón están aquí. Estoy dispuesto a dejar el pellejo en el terreno por este equipo, donde quiera que me necesiten, incluso si hay que hacerlo de receptor”, expresa Lagares.
El capitán de la escuadra aguilucha es un ejemplo para sus compañeros. Al ritmo de la música y con un entusiasmo contagioso, es el primero que sale al terreno para trabajar en su preparación física, con miras a la temporada 2025-26 del béisbol invernal dominicano.
“Me dolió mucho la temporada pasada cuando tuve un estirón en la pierna y, al intentar regresar por la situación del equipo en ese momento, la lesión se me agravó y no pude volver”, lamentó Lagares.
“Sé que me quedan pocos años activo, pero moriré con esta camiseta. Por eso no quiero irme al retiro sin conquistar la corona 23 para mi equipo”, confesó el veterano jugador, nativo de Constanza.
Expresó que durante el verano, donde ha estado inactivo por tercer año consecutivo, se preparó bien en el gimnasio para fortalecer sus piernas, por lo que está listo para entregarlo todo por la causa del equipo.
Aclaró que ha decidido no volver a jugar en verano para dedicarle más tiempo a su familia: “Pese a que recibo ofertas de más de diez equipos de México y otras ligas desde que dejé de jugar en Estados Unidos”.
Lagares apenas pudo ver acción en 22 partidos, limitado por las lesiones, pero logró batear por encima de los 300 puntos, al conectar 23 indiscutibles en 72 turnos para un promedio de .319. Sumó además dos cuadrangulares, siete dobles y 11 carreras remolcadas.
«Le damos gracias a Dios, primero, por estar aquí saludables, y también a las Águilas, que nos permitieron comenzar temprano. Creo que esto será de gran ayuda para los que no jugamos en el verano, ya que podremos entrar en forma», expresó finalmente Lagares.
