Los Dodgers de Los Ángeles hicieron oficial lo que ya se veía venir: Clayton Kershaw se retirará al finalizar la temporada 2025. El zurdo texano, ícono de la franquicia y rostro de una generación completa, pondrá punto final a una de las carreras más brillantes en la historia del béisbol moderno.
Su carrera
Kershaw debutó en 2008 y rápidamente se convirtió en el as de los Dodgers. Ganador de tres premios Cy Young, un MVP en 2014, cinco títulos de efectividad y una Triple Corona de pitcheo, fue once veces seleccionado al Juego de Estrellas y pieza clave en la conquista de la Serie Mundial de 2020.
Sus más de 200 victorias y 3,000 ponches lo colocan en un grupo de lanzadores históricos, compartiendo listas de élite con nombres como Pedro Martínez, Roger Clemens y Greg Maddux, aunque en una época posterior. A lo largo de 17 años en las Grandes Ligas, Kershaw construyó un legado basado en consistencia, dominio y liderazgo.
Las razones para ser el mejor de su generación
Kershaw compartió época con figuras del calibre de Justin Verlander, Max Scherzer y Jacob deGrom, pero su combinación de logros colectivos e individuales lo eleva a una dimensión superior. Mientras Verlander y Scherzer brillaron con durabilidad y deGrom con pureza de talento, Kershaw logró reunir ambos aspectos: dominio estadístico y longevidad al servicio de un solo equipo.
Su ERA vitalicia entre las más bajas de la era moderna, su capacidad de reinventarse ante lesiones y su fidelidad a los Dodgers lo convirtieron en el emblema de una franquicia histórica. Más allá de los números, Kershaw fue el referente de su generación: el lanzador al que todos querían enfrentar, y al mismo tiempo, el rival más temido.
Clayton Kershaw se despide del béisbol dejando un legado imborrable. Una carrera que no solo se medirá en estadísticas, sino en el respeto y la admiración que inspiró en fanáticos, rivales y compañeros de equipo.