Los despachos de Grandes Ligas siguen encendidos en pleno receso, con movimientos que tocan desde el bullpen hasta el mercado internacional y hasta el muro de los inmortales de una franquicia histórica. Kansas City ajusta su cuerpo de relevistas, Boston amarra a su receptor titular, Japón vuelve a abrir la vitrina de estrellas para la MLB y Seattle prepara una fiesta monumental para colgar el 51 de Randy Johnson en lo más alto.
Los Kansas City Royals fueron de los primeros en tirar la piedra. El club firmó por un año al derecho Alex Lange, apenas dos días después de que los Detroit Tigers lo pusieran en libertad. El relevista, de 30 años, llega con la etiqueta de brazo probado: suma récord de 15-15, efectividad de 3.70 y 29 salvamentos en cinco campañas con los felinos. Viene de una temporada accidentada, arrancando en lista de lesionados por un tirón en el dorsal derecho, pero regresó en agosto, tiró un inning limpio ante Houston y luego trabajó en Triple A, donde siguió afinando su comando. Para un equipo que ha sufrido cerrando juegos, es un boleto barato a ver si hay regreso a su mejor versión.
En la misma jugada, los Royals también aseguraron por un año al derecho James McArthur, evitando llevar el caso a arbitraje y manteniendo profundidad en un bullpen que quiere dejar de ser un dolor de cabeza.
En la Liga Americana Este, los Boston Red Sox hicieron su propio movimiento estratégico al acordar por un año y 1,375,000 dólares con el receptor Connor Wong, a un día de la fecha límite para ofrecer contratos a los jugadores del roster de 40. El máscara, que puede sumar hasta 75,000 dólares en bonos según sus apariciones al plato, no viene de su mejor línea ofensiva (.190 en 63 juegos), pero el club valora su trabajo detrás del plato, su versatilidad para defender otras posiciones y su conocimiento del pitcheo de la organización. Boston, más que buscar un “bombardero” inmediato, apuesta a la continuidad y a que el bate despierte mientras mantiene estabilidad en la receptoría y evita el desgaste de un caso de arbitraje.

Mientras tanto, el mercado internacional vuelve a apuntar los reflectores hacia Japón. El infielder Kazuma Okamoto y el lanzador derecho Kona Takahashi han sido posteados y podrán negociar con equipos de MLB desde este viernes hasta el 4 de enero. Okamoto llega con números de estrella: bateó .327 con 15 jonrones y 49 impulsadas en apenas 69 juegos este año con los Yomiuri Giants, y ya sabe lo que es brillar en el escenario grande tras volarse la barda en la final del Clásico Mundial de 2023 ante Estados Unidos. Es un cañonero de esquina, seis veces All-Star en Japón y múltiple líder de cuadrangulares en la Liga Central, un perfil que cualquier lineup de Grandes Ligas mirará con lupa.
Takahashi, por su parte, es un brazo derecho de rotación que viene de una campaña de 3.04 de efectividad en 148 entradas con los Seibu Lions, luego de un 2024 duro en el que terminó 0-11 pese a un ERA aceptable. En el acumulado, tiene más de una década de experiencia profesional y un historial de durabilidad. Ambos se suman a la camada de nombres japoneses que ya estaban en vitrina, como el slugger Munetaka Murakami y el derecho Tatsuya Imai, en lo que parece otra ofensiva fuerte del béisbol nipón hacia la Gran Carpa. Para las oficinas de MLB, el sistema de “posting” vuelve a ser un tablero caliente donde cada oferta implica no solo el salario del jugador, sino una jugosa tarifa de traspaso para el club japonés.
Y mientras el futuro se negocia entre contratos y posteos, en Seattle miran hacia el pasado con orgullo. Los Seattle Mariners anunciaron que retirarán el número 51 de Randy Johnson el 2 de mayo de 2026, en una ceremonia previa al juego. Será el quinto número que cuelguen para siempre, junto a los de Ken Griffey Jr. (24), Edgar Martínez (11), el también 51 de Ichiro Suzuki y el eterno 42 de Jackie Robinson, retirado en toda la MLB. Johnson, “The Big Unit”, dejó marca de 130-74 con efectividad de 3.42 en diez temporadas con los Mariners y varias campañas de más de 300 ponches que lo convirtieron en mito antes de consolidar su leyenda con los Diamondbacks. Ahora, su número se quedará para siempre en lo alto del cielo de Seattle, recordando a uno de los zurdos más intimidantes que se hayan parado sobre una loma.
Entre firmas de bajo costo pero alto potencial, la llegada inminente de nuevas figuras desde Japón y homenajes a leyendas, la MLB sigue demostrando que el invierno nunca es sinónimo de pausa: el juego se mueve igual, solo que esta vez, la acción está en las oficinas y no en la caja de bateo.

