ATLANTA (AP) — Rafael Devers fue titular en la primera base por los Gigantes de San Francisco este martes por la noche en Atlanta, marcando su primera aparición en esa posición que anteriormente se negó a jugar con su antiguo equipo, los Medias Rojas de Boston.
Devers manejó su primera oportunidad sin problemas, atrapando un tiro de rutina del intermedista Casey Schmitt para el último out de la segunda entrada. Jugó sin cometer errores, disfrutando de una noche relativamente tranquila en el terreno, mientras los Bravos ponchaban 14 veces. En el plano ofensivo, se fue de 5-2 con una carrera empujada en la victoria 9-0 de los Gigantes.
Boston cambió a Devers a San Francisco en junio, luego de que su relación con la gerencia se deteriorara a menos de dos años de haber firmado un contrato de 10 temporadas y 313.5 millones de dólares en 2023.
Los Medias Rojas habían contratado durante los entrenamientos primaverales al antesalista ganador del Guante de Oro, Alex Bregman, y le pidieron a Devers que pasara al rol de bateador designado. En un principio se mostró reacio, pero aceptó el cambio. Sin embargo, cuando el inicialista Triston Casas sufrió una lesión que lo dejó fuera por el resto de la temporada, Boston le pidió a Devers que jugara en primera base, y él se negó.
Tras el traspaso, Devers comenzó a entrenar en la inicial y expresó que estaría dispuesto a jugar allí tan pronto se sintiera cómodo. Cuando se le preguntó por qué sí aceptaba jugar esa posición con los Gigantes y no con los Medias Rojas, Devers respondió que sentía haber “ganado cierto respeto” por su producción en Boston, y añadió que habría hecho el cambio si se lo hubieran propuesto al inicio de los entrenamientos.
Desde su llegada a la Costa Oeste, Devers ha tenido dificultades ofensivas, bateando para .219 con dos jonrones y 10 carreras empujadas en 29 partidos como bateador designado de los Gigantes. En Boston, había registrado promedio de .272 con 15 cuadrangulares y 58 remolcadas en 73 juegos.
Tres veces All-Star, Devers tiene promedio vitalicio de .277 con 217 cuadrangulares en nueve temporadas. Se esperaba que fuera una chispa ofensiva para unos Gigantes que llegaron al martes en el puesto 23 de las Grandes Ligas en carreras anotadas por partido.
Los Gigantes rompieron una racha de seis derrotas consecutivas la noche del martes y se colocaron a solo 2.5 juegos de un puesto de comodín para los playoffs.