SANTO DOMINGO.– Doce grandes dominicanos cruzaron este domingo 16 de noviembre la puerta definitiva de la gloria deportiva, al ser exaltados a la inmortalidad en el 59.º Ceremonial del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, en el auditorio principal del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
En un acto cargado de emoción, símbolos y recuerdos, el béisbol, el boxeo, el judo, el karate, el taekwondo, el voleibol, el atletismo, el baloncesto y la dirigencia deportiva se dieron la mano para celebrar a una generación que honró la bandera dentro y fuera del país.
Doce vidas, una misma eternidad
El Pabellón de la Fama abrió la jornada con la exaltación del pelotero José Reyes, figura emblemática del béisbol profesional, y la cerró con el ingreso del campeón mundial Joan Guzmán, gloria del boxeo dominicano. Entre ambos, se fue hilando una ceremonia donde cada nombre arrancó aplausos y alguna lágrima en el público.
Junto a Reyes y Guzmán, fueron investidos como inmortales los también peloteros Edwin Encarnación y José Offerman, protagonistas de brillantes trayectorias en el béisbol profesional que elevaron el nombre del país en los diamantes internacionales.
Desde los tatamis y el doyo dieron el salto a la eternidad Juan Carlos Jacinto, judoca de referencia; Rubel Salomón, orgullo del karate dominicano; y Luis Benítez, figura del taekwondo nacional. Sus carreras, forjadas a base de disciplina, sacrificio y resultados, encontraron en el Pabellón el reconocimiento definitivo.
El voleibol femenino celebró la inmortalidad de Francia Jackson, considerada una de las mejores acomodadoras del mundo en su generación, mientras que el atletismo vio consagrado a Wilfredo Almonte, el hombre récord de los eventos de salto en el país. El baloncesto, por su parte, llevó al Pabellón a Charlie Villanueva, dueño de una carrera de 11 años en la NBA y símbolo de la diáspora dominicana triunfante.
La ceremonia también tuvo un espacio especial para quienes construyeron desde la dirigencia, la cancha y el banquillo: Gonzalo Mejía, impulsor del tenis y el voleibol, exaltado por su doble rol de jugador y dirigente, y Beato Miguel “Miguelo” Cruz, inmortalizado de manera póstuma como uno de los grandes entrenadores del voleibol distrital y de selección, un verdadero arquitecto de triunfos masculinos y femeninos en escenarios internacionales.
Todos ellos fueron reconocidos no solo por sus hazañas competitivas, sino por sus trayectorias ejemplares y su comportamiento ciudadano, como destacó el propio Pabellón de la Fama al definir el sentido del ceremonial.
Un país agradecido en el Centro Olímpico
El presidente del Comité Permanente del Pabellón de la Fama, Dionisio Guzmán, tuvo a su cargo las palabras de bienvenida. En su intervención ponderó las virtudes de los nuevos inmortales y recordó cómo, en cada escenario internacional donde compitieron, lograron enaltecer a la República Dominicana.
Guzmán aprovechó el marco del ceremonial para expresar su optimismo con miras a los Juegos del Centenario, confiado en que las adecuaciones y nuevas construcciones en las instalaciones deportivas garantizarán su éxito. Recordó también los avances recientes del deporte base, mencionando el buen desempeño de los Juegos Fronterizos y los Juegos Escolares de este año como ejemplo del impacto que tiene invertir en infraestructura y apoyo a los clubes, los atletas y la juventud.
El dirigente cerró su mensaje con un agradecimiento a quienes hacen posible el ceremonial: el Banco Popular, auspiciador principal del evento y aliado histórico del Pabellón; y al ministro de Deportes Kelvin Cruz, por su respaldo tanto al acto como a la gestión deportiva en sentido general.
Guzmán presidió la exaltación junto al presidente de Honor, el empresario Manuel Estrella, y el secretario del Pabellón, Rafael Damirón. La conducción del ceremonial recayó, como ya es tradición, en Yancen Pujols (moderador) y José Antonio Mena (conductor), quienes guiaron la jornada con sobriedad y emotividad.
El béisbol vuelve a decir presente
Aunque el acto abarcó prácticamente todo el espectro deportivo, el béisbol volvió a ocupar un lugar protagónico, no solo por la exaltación de Reyes, Offerman y Encarnación, sino también por el reconocimiento especial al antesalista José Ramírez, de los Guardianes de Cleveland.
El Pabellón de la Fama dedicó el ceremonial a Ramírez en honor a sus 13 temporadas en Grandes Ligas como superestrella del conjunto de Cleveland y por su conducta intachable tanto en Estados Unidos como en su natal República Dominicana. Su impacto en la ciudad fue tal que, durante la temporada regular de este año, Cleveland designó una calle con su nombre.
En breves pero sentidas palabras, el nativo de Peravia, Baní, señaló que la dedicatoria del evento a su persona “es algo que aprecio mucho”. El reconocimiento le fue entregado por Dionisio Guzmán, Rafael Damirón, Niurca Herrera y Rubén Andújar Scheker, en medio de una ovación que mezcló orgullo y gratitud.
Oro mundial para la historia
El otro gran momento de la sección de reconocimientos fue para la pesista Yudelina Mejía, quien en octubre pasado escribió una página histórica al convertirse en la primera atleta dominicana de halterofilia, sin distinción de género, en ganar una medalla de oro en un Campeonato Mundial.
Oriunda de San Pedro de Macorís, Mejía dominó la modalidad de arranque con 122 kilos en la división de 81 kilogramos, y completó su actuación con medallas de plata en envión y total, al levantar 149 y 271 kilos, respectivamente, en el Mundial celebrado en Førde, Noruega.
La pesista, visiblemente emocionada, dijo sentirse honrada y privilegiada por el homenaje. Recibió su galardón de manos de Manuel Estrella, Juan Niemen, Dionisio Guzmán, Rafael Damirón y William Ozuna, presidente de la Federación Dominicana de Pesas, en un gesto que selló el vínculo entre la gesta mundialista y el reconocimiento institucional.
Un mismo hilo: patria, disciplina y gratitud
Al final de la jornada, las fotos oficiales reunieron en un mismo cuadro a los doce nuevos inmortales junto a las autoridades del Pabellón de la Fama. Detrás de cada nombre, una historia de esfuerzo silencioso; detrás de cada aplauso, un país que reconoce en sus atletas, entrenadores y dirigentes una parte fundamental de su identidad.
El 59.º Ceremonial del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano no fue solo un acto protocolar. Fue, sobre todo, una crónica viva de lo que significan el sacrificio, la disciplina y el amor por la patria cuando se escriben con sudor, medallas y ejemplo. Desde ahora, los nombres de José Reyes, Edwin Encarnación, José Offerman, Joan Guzmán, Juan Carlos Jacinto, Rubel Salomón, Luis Benítez, Francia Jackson, Wilfredo Almonte, Charlie Villanueva, Gonzalo Mejía y Beato Miguel Cruz quedarán para siempre grabados en la memoria deportiva de la nación. Y junto a ellos, los logros de José Ramírez y Yudelina Mejía seguirán inspirando a las generaciones que vienen detrás.

