LOS ÁNGELES (AP) — Durante la arremetida de octubre de los Dodgers de Los Ángeles rumbo al banderín de la Liga Nacional, los campeones defensores de la Serie Mundial se han convertido, en realidad, en la eminencia oscura que muchos en el béisbol temían desde hace tiempo que serían.
Los Dodgers están 9-1 en la postemporada —y han lucido como una aplanadora mientras lo hacen, con una rotación casi impecable y una alineación profunda y resiliente que produce hits clave y jugadas electrizantes. Barrieron a los Cerveceros de Milwaukee en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional con una victoria 5-1 la noche del viernes, en la que Shohei Ohtani, su superestrella de 700 millones de dólares, firmó una actuación icónica con tres jonrones y 10 ponches.
Los Dodgers vencieron a los Yankees para ganarlo todo el año pasado, y este viernes regresan a la Serie Mundial con la oportunidad de convertirse en los primeros bicampeones de MLB en un cuarto de siglo. Están en el Clásico de Otoño por quinta vez en nueve temporadas, dentro de una racha de 13 apariciones consecutivas en postemporada.
Pero los detractores han sostenido durante años que es malo para el béisbol si un equipo llega a ser así de exitoso. El gasto voraz de los Dodgers, gracias a sus amplios recursos, podría fracturar irremediablemente el equilibrio competitivo de las Mayores, e incluso podría perjudicar a los propios Dodgers al alimentar el deseo de algunos dueños de imponer un tope salarial en la próxima negociación laboral.
Yamamoto lanza juego de 3 hits y los Dodgers vencen 5-1 a los Cerveceros para ponerse 2-0 en la SCLN
Los jugadores y coaches de los Dodgers —y los más de 4 millones de aficionados que llenaron el Dodger Stadium durante toda la temporada— no tenían ningún interés en preocuparse por lo que su éxito signifique para otros mientras celebraban otra noche inolvidable.
El mánager Dave Roberts lo dijo mejor cuando tomó el micrófono en el escenario del campo tras pasarle por encima a unos Cerveceros de 97 victorias.
“Les diré algo: antes de que empezara esta temporada, dijeron que los Dodgers están arruinando el béisbol”, gritó Roberts. “¡Consigamos cuatro triunfos más y realmente arruinemos el béisbol!”
La multitud en Chavez Ravine rugió en agradecimiento a un equipo que, una y otra vez, ha sacado el máximo provecho de sus ventajas —especialmente en los últimos dos años.
Los Dodgers gastarán aproximadamente 509.5 millones de dólares en jugadores esta temporada, con una nómina de 341.5 millones más 168 millones en impuesto de lujo proyectado. Eso empequeñece los desembolsos de sus posibles rivales en la Serie Mundial: Seattle (nómina de 167.2 millones) y Toronto (nómina de 252.7 millones y un impuesto proyectado de 13.4 millones).
Pero ¿por qué están disfrutando de este éxito los Dodgers y no los Mets, los Yankees, los Filis y otros equipos que pueden gastar a un nivel similar?
A estas alturas, está claro que se debe a que Los Ángeles tiene una organización sólida de arriba abajo, empezando por el desarrollo de jugadores y el scouteo. El máximo responsable de béisbol, Andrew Friedman, hace las elecciones más juiciosas del deporte entre los premios de la agencia libre y los veteranos objetivos de cambio —y cuando se equivoca, sus errores no duelen tanto por la profundidad general de su roster.
“Es un grupo muy talentoso, pero (también) muy enfocado y con mucha hambre”, dijo Roberts, el primer mánager en varias décadas en ganar cinco banderines en sus primeras 10 temporadas con un club. “Así que creo que, cuando tienes esos componentes, es difícil vencerte. Y cuidamos los detalles. Tenemos hambre. Realmente no nos importa lo que haya pasado antes.”